Para concluir el tema de modelos atómicos, configuración electrónica, electrón de valencia y estructuras de Lewis, los alumnos de noveno crearon sus propios modelos atómicos apoyados en el modelo de Bohr.
A continuación presento a mis muy apreciados y trabajadores alumnos de noveno con sus productos terminados:
Con lentejuelas
Con materiales muy coloridos y divertidos.
Por fiiiin, despues de mucho batallar, lograron sus modelos.
¿Cuál sufrir? nosotras somos prácticas.
Con limpia pipas y bolitas de colores crearon su modelo tridimensional.
Colorido y práctico.
Con todo podemos crear modelos.
Así o más colorido, un modelo divertido.
La unión hace la fuerza
Estilo manchón, pero cumpliendo con los requisitos.
Sabroso modelo hecho con paletas, bombones, fresas y uvas.
Aquí estos muchachones se emocionaron realizando el modelo del radón con 86 electrones.
Ellos sí terminaron su modelo, está exhibido en el salón, en un momento más lo anexo
Espero sus comentarios y voten por el que más les guste.
El ensayo a la llama es un
método de análisis cualitativo muy usado para identificar la presencia de un
elemento químico determinado en una muestra.
Para llevarlo a cabo hay que
disponer de un mechero de gas. Usualmente un mechero Bunsen, ya que la temperatura
de la llama es lo suficientemente elevada como para llevar a cabo la
experiencia (no sirve un mechero de mecha con depósito de alcohol). Primero se
ha de ajustar la temperatura de la llama del mechero Bunsen hasta que deje de
ser amarillenta y presente una tonalidad azulada en el cuerpo de la llama y una
envolvente incolora. Después se impregna la punta de una varilla limpia de
nicromo (una aleación de níquel y cromo), o en su defecto de vidrio, de una
pequeña cantidad de la sustancia que se desea analizar y, seguidamente, se introduce
la varilla en la llama, procurando ubicar la punta en la parte menos coloreada
de la llama.
A nivel microscópico, la interpretación de los sucesos es la siguiente: la energía, en forma
de calor, suministrada por la llama excita fuertemente a los átomos que
componen la muestra. Los electrones de estos saltarán a niveles superiores
desde los niveles inferiores e, inmediatamente (el
tiempo de que puede estar un electrón en niveles superiores es del orden de los
nanosegundos), emitirán energía en todas direcciones en forma de radiación
electromagnética (luz) de frecuencias características. Es lo que se denomina un
“espectro de emisión atómico”.
El espectro electromagnético se refiere a un
"mapa" de los diferentes tipos de energía de radiación y sus
correspondientes longitudes de onda. Como se puede observar, la parte visible del espectro es
realmente muy pequeña en relación con los otros tipos de energía. De izquierda
a derecha, el espectro muestra un incremento de energía. Este incremento de
energía se ve en un incremento en la frecuencia.
A nivel macroscópico se observa que la muestra, al ser calentada en el seno de la llama,
proporcionará un color característico a esta. Por ejemplo, si se impregna la
punta de una varilla con una gota de disolución de Ca2+ (la notación anterior indica que se trata del ion calcio, es
decir, el átomo de calcio que ha perdido dos electrones), el color observado es
rojo ladrillo.
¿SABÍAS QUE?
El color de
la llama se debe a que los átomos del metal absorben energía de la llama; dicha
energía se transforma en luz cuando el átomo vuelve a su estado normal. Los
agentes productores del color se usan en forma de sales y raramente como
metales en polvo. De las sales metálicas solamente el catión produce el color,
mientras que los aniones no influyen directamente en el color, aunque sí lo
hacen en la temperatura de la llama, que está relacionada con la excitación de
las moléculas.
El análisis a
la llama es uno de los primeros ensayos que se hacen sobre una sustancia. Los
únicos elementos que no dan color a la llama son el Berilio y el magnesio. Ya
en 1659, Johann Glauber observó que el color de la llama indica que metales
están presentes.
A Bunsen y Kirchhoff
(dos científicos alemanes del siglo XIX) mientras observaban, desde unos 80 km.
de distancia, un incendio en el puerto de Hamburgo, se les ocurrió hacer pasar
por un prisma la luz que venía del incendio. Vieron una luz amarilla intensa
como la que habían observado al quemar sodio. Pronto encontraron una
explicación: lo que estaba ardiendo era un almacén de salazones. Si era posible
deducir la presencia de sodio a distancia observando la luz de las llamas,
también sería posible deducir la composición del Sol y de las estrellas
simplemente analizando la luz que recibimos de ellas.
El nitrato de
estroncio es un producto indispensable en pirotecnia para obtener fuegos
artificiales de color rojo. Algunos metales como el potasio y el estroncio se
emplean en dar color a los fuegos artificiales. Merece la pena destacar que los
fuegos artificiales fueron monocromos hasta el siglo XIX, ya que se utilizaba
el sodio casi en exclusiva. Se necesitaron determinados adelantos químicos para
introducir los vivos colores que disfrutamos hoy. Así, la introducción del
color rojo se encuentra estrechamente ligada a la historia del descubrimiento
de los elementos químicos, concretamente del estroncio, que es, aún en la
actualidad, uno de los componentes básicos en la fabricación de los fuegos.
También fue
necesario disponer de sales de clorato para formar a partir de ellas los
cloruros que dan diferentes especies responsables del color.
Ahora
que ya tienes toda esta información, en tu bitácora o libreta elabora tu
reporte de práctica. Y recuerda publicar un comentario para este espacio.